Sergio
Hay una ventana a la que me acerco
y al asomarme a través de ella,
encuentro unos grandes ojos verdes, otras veces azules,
que me miran y cantan al mismo tiempo,
con una voz dulce y amorosa,
que me abraza y reconforta cada mañana.
Y es que, tras esa ventana está Sergio,
alimentándonos de distintas formas,
a niños, a padres, madres y maestros
que nos cobijamos bajo la sombra de un hermoso samán.
Él nos habla con sencillez y amor,
nos cuenta historias maravillosas
y nos escucha nuestros cuentos y anécdotas.
Hace más de veinticinco años tocó mi alma,
también la de mi hija
y la de muchas personas que lo conocemos.
Él es Sergio, el señor de la cantina.
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